Mario Benedetti ha dicho en Perplejidades de fin de siglo que "Los pueblos siempre recuerdan, pero una forma de ayudarles ( y ayudarnos) a recordar es describir cómo era el pasado cuando aún era presente." Después de todo, recordar es un asunto necesario para la consistencia de la vida. Sin el recuerdo, quedaría el vacío. Y, la naturaleza, decían los escolásticos, aborrece el vacío. Por tanto no podemos vivir sin nuestros recuerdos, individuales y colectivos. De manera que recordemos.
La democracia es un camino interminable y no una meta. El descubrimiento de una opresión genera una reivindicación y la construcción de un derecho. Cada afirmación de un derecho implica una reconstrucción de las relaciones humanas que, a su vez, genera una redefinición de la naturaleza humana, por consistir, precisamente, en el conjunto de relaciones sociales en que se encuentra. Por eso, la democracia es un camino interminable y no una meta.
No obstante algunos pretenden hacernos creer que ya hemos llegado a la democracia. Que estamos en ella. Como se está en un sillón. En una casa. Sabemos que no es así. Pero entendemos que los que gozan de los beneficios de lo que hemos construido entre todos, aunque todos y todas no gocemos de ellos, se sientan en un sillón y en una casa segura. Claro que no entendemos porque la han rodeado de perros guardianes y otros organismos ferales, si como afirman, ya todos y todas estamos en la democracia.
Más aún, se inventaron mentiras verosímiles que habitan en las mentes de casi todos nosotr@s, como un recuerdo permanente. Son las ideas que les garantizan el dominio de las conciencias y la justificación de las estructuras materiales que avalan sus privilegios. Una de estas es la idea de autoridad/dominio, y, otra, que la igualdad es una utopía, dada la desigualdad natural de los hombres y las mujeres.
Así mantienen la democracia representativa, donde contamos cada cuatro años, y la desigualdad económica/social, con el consiguiente conflicto de la división de clases y uso de las relaciones de fuerza de parte de l@s dominantes. El "sálvese quien pueda" aparece como el estado natural de las relaciones sociales.
Pero el carácter dialogal de la democracia es una idea fuerza que no puede ser suprimida. La supresión la fortalece. Por eso los agentes sociales, retornamos al recuerdo, han exigido el diálogo en todo lo que los afecta y concierne. La representación democrática ha sido siempre insuficiente. Desde sus inicios fue necesaria la negociación, pero no tod@s tenían acceso a ella. Las clases trabajadoras, productoras de la riqueza social, desigualmente repartida, son las que reivindicaron el carácter dialogal de la democracia al exigir e instalar como derecho La Negociación Colectiva. Su carácter igualitario y de limitación del dominio, conduce a unas relaciones más tolerantes, mas justas, y a una manera mejor de humanidad. Nos lleva como han dicho los Zapatistas por la voz del sub-Marcos: " A vivir al lado del otr@, no encima del otr@ ".
El anteproyecto de ley de Reforma Universitaria, propone en su artículo 16 que " la Universidad de Puerto Rico reconocerá y garantizará el derecho a la negociación colectiva del personal docente y no docente."
Y en su inciso D, dice: " Esta ley reconoce que las decisiones conjuntas y las consultas entre administración y el personal docente es un modo, en la tradición universitaria, de gobernar instituciones de educación superior y que es esencial para el logro de la misión y objetivos de esas instituciones, por lo que este artículo se propone conservar y promover este proceso."
La Facultad de la UPR-Aguadilla, ha decidido ya, en múltiples ocasiones y maneras, por la negociación Colectiva como el instrumento democrático para mejorar las relaciones que constituyen la institución universitaria.
Ahora debemos prepararnos para que, en primer lugar, se apruebe la ley con este artículo 16 y, segundo, para ganar las elecciones sindicales que decidirán, según el inciso C, " por mayoría simple de los participantes el representante exclusivo para Negociación Colectiva".
Debemos recordar que, en cuanto educadores, somos responsables del conocimiento, y por tanto de la ampliación de las libertades y el cese de las servidumbres.
Nos toca a nosotros no olvidar que, como dice Noam Chomsky : " Si asumes que no hay esperanza, garantizas que no habrá esperanza. Si asumes que hay un instinto hacia la libertad, que hay oportunidades para cambiar las cosas, entonces hay una posibilidad de que puedas contribuir para hacer un mundo mejor. Esa es tu alternativa."
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