domingo, 25 de octubre de 2009

La buena convivencia

Me preguntas cómo estoy. Qué hermosa pregunta. Demasiado sabia, poblada de piel y cuidado. Te diría que tal vez pierdo la vida en las horas que sentado frente a la computadora, sueño la mar en los pies camineros y la escritura descalza. Cuántas veces hemos planteado el entusiasmo de nuestras palabras, que nos seducen y nos arrojan a viajes sin vuelta, como las flores y los pájaros, de ida con Odiseo, sin regreso como las oscuras golondrinas. La paradoja de ser río contemplador en la corriente de los días y las cosas. Ese rebasar lo que es multiplicado en cada una, quizás me permita decir, estoy bien porque me preguntas, porque me recuerdas, de alguna manera estoy bien en el mundo porque también lo habitas. Después de todo qué sería del humo sin el viento, del perfume sin la flor. El fruto frágil de la rara amistad que provocan los versos, al decir de Ramiro Fonte. El denso vínculo de la libertad compartida, a mi mejor decir, con mi mejor abrazo y un poema extemporáneo que leer en voz alta. Y tú… ¿cómo estás?
17 de mayo 2009

Cosmonautas

Me gusta hablar

con mis amigos

cuando bebo

aguantan

la misma marea

y desembocan

en el mismo naufragio

21/10/09

una proporción exacta y verdadera

La igualdad y el sufrimiento

engarzan en una exuberante

proporción inversa

como la tierra y la mar

el sol y la sombra


y algunos amores

21/10/09

Fingidor

Me gusta andar

por las tardes

solo

cuando el sol

comienza a recordar

la noche


algunas veces pretendo

que te has ido

tal vez de viaje


otras sin regreso


recuerdo que alguien dijo

del poeta ser un fingidor


Pessoa solía llamarse

a veces.

25/10/09

Tiempos difíciles

Han llegado las lluvias

comienza la gran tarea

de atesorar el sol.

25/10/09

cultivar asombros

Mala cosa

cultivar asombros

acaso no es la tierra

un horno encendido

de palabras

y la lluvia un litoral

consecutivo.

25/10/09

Silencio

Tengo una mujer

que me quiere

más allá de lo irrazonable

ella dialoga con la sombra

y cobija los leves pasos

del silencio.

21/10/09

También en el trópico

El sol rugía fuera como sabe hacerlo en el trópico. El verano puede ser inolvidable. Me había levantado temprano, antes que la luz se atreviera entre la bruma, con la extravagancia de atender el sembradío de lechosas que apenas asomaba inquieto al otro lado de los limoneros. Los pájaros llegaron primero con su prisa predispuesta. Tal vez era domingo. Demasiado silencio en la carretera cercana. Me sentí extraño con las herramientas labradoras en el brazo, otro tiempo peregrino bajo el verde oscuro de los aguacates. La mirada de dragón de las iguanas exaltó el desconcierto de una tierra inexplorada. Aunque no era la primera vez, tampoco, pero siempre incomparable. Podría llamarse un espejismo tropical. Otra buena manera de espantar la irrealidad mimética de los lagartos. Será un día largo con la sorpresa habitual de la lluvia a todo sol y la noche retrasada en las montañas oscuras. Pero había decidido desyerbar un poco, lejos del diccionario y la metáfora, y regresar con paso distinto a la sombra. Seguramente las garzas y el cauce afable tendrán algo que decir. Por eso estoy trabajando bajo los árboles, sumergido en la ausencia de las palabras, atento a la cadencia de los vuelos, a la deriva del fruto olvidado en el surco, al brote que rasga la piel del porvenir. No sería imposible olvidar el regreso y derrocharme en el descomunal anonimato de la vida toda. Pero pronto regresa septiembre afable y cumpleañero. Una ilusión permanente para celebrar contigo, mientras trazo los surcos que no me esperarán.
21 de julio 2009