sábado, 22 de marzo de 2008

el aliento de la sangre

A Saadi Youssef en el quinto año de la agresión a los pueblos de Irak y Afaganistán

Solo tengo estos bueyes, que, perezosos
mastican lirios de agua.
Déjame en paz soldado
No necesito de tu día del juicio.
Saadi Youseef



De qué viscosa tiniebla
engendran los generales

aún surcan los ángeles del odio
el regazo de los campos

desalmados testigos de la muerte

feroces brotan los ocasos
sembrando de gárgolas los caminos

cruzamos la noche oscura
sin otra lumbre que la sangre
y la frágil barricada de los sueños

al alba surcará de nuevo el sol


el aroma del pan abrirá
las puertas del viento
volverán las calles
alamedas
ríos caudalosos
de abrazos


y el aliento de la sangre

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