sábado, 24 de noviembre de 2007

Carmen Cordero, ceramista

y marida del autor,

en el Viejo San Juan

de Puerto Rico

1 comentario:

Hilda Vélez Rodríguez dijo...

Me encanta eso de que seamos maridas. Yo soy una marida sin marido, pero ahì vamos, a dios rogando y con el mazo dando